martes, junio 12, 2012

Elecciones

El fin de semana estuve impartiendo un curso en Los Mochis. Como no he conocido a nadie que vaya a votar por Enrique Peña Nieto (aunque las encuestas lo sigan ubicando arriba), decidí proponer un ejercicio democrático: un simulacro de elección entre los integrantes del taller. Así, armamos una pequeña urna y cada quien depositó en ella un papelito con el nombre de su candidto. Cabe acotar que, históricamente, Sinaloa ha sido un bastión priista y nuestro grupo era más bien heterogéneo, de orígenes y filiaciones diversas. El resultado, que comparto a continuación, si bien no definitivo, sí es un termómetro sintomático de lo que ocurre más allá del centro del país:

Peje: 18 votos
Copetes boy 9 votos
Chepina: 4 votos
Quadro: 1 voto
Nulos: 3 votos

La euforia que se desató en la clase después de conocer los resultados fue inesperada, acaso por estimar que todavía hay esperanza, acaso porque aunque sean ficticias y mínimas las alegrías siempre hay que gozarlas. En el barullo, escuché una voz anónima llena de incredulidad: "¿por qué los intelectuales votan por López Obrador". Y sin embargo, en ese grupito plácido y cálido de Mochis, no había ningún intelectual. Era, Dios bendito, pura gente común y corriente.

CAS

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