sábado, septiembre 13, 2008

Tránsito postoperatorio I

-Señor De la Sierra, despierte: acaba de salir de la cirugía -dijo una voz anónima.
-¿Cómo salió todo?
-La operación estuvo complicada pero esperemos que todo vaya bien.
-¿Qué hay de cenar?
-No lo sé, hay que preguntarle a las enfermeras.
Me pusieron oxígeno y me mantuvieron en la sala postoperatoria. A mi lado un desequilibrado gritaba "¡Estoy mareado!". La enfermera se acercó a tomarme los signos vitales.
-¿Qué hay de cenar, oiga? -"¡Estoy mareado!"
-No lo sé.
-¿No habría manera de que este hombre se callara?
-Vamos a darle algo para el mareo.
La enfermera no le dio nada y se escondió con la otra nurse para hacerse preguntas sobre un examen que seguramente tenían que presentar al día siguiente ("¡Estoy mareado!"). Yo inspeccionaba la máscara de oxígeno; me la puse al revés para ver si funcionaba ("Por favor, señor De la Sierra, no juegue con el oxígeno"). Vino un chalán de la Dama de la tortura.
-¿Cómo se siente?
-Bien, ¿qué hay de cenar?
-No lo sé. Ahorita le averiguo
-¡Estoy mareadoooooooo!
La enfermera se apiadó por fin del sujeto y le llevó un platito para que vomitara. El mareado dejó cualquier cosa que pudo dejar ahí, incluido un pedazo de taco de suadero acidificado que le pendía del labio inferior. "Sigo mareado, señorita", dijo.
-Ni creas que hacerme verte así hará que no cene. Claro que no me da asco. ¿Hay una carta o algo así, oiga? -dije.
Llegó un enfermero fuerte que dijo que ya era hora de subir al cuarto. En el elevador lancé mi última carta:
-¿Qué hay de cenar, oye?
-No hay nada. Es la una de la mañana y la cocina ya cerró. Además usted no puede comer nada: acaba de salir de una anestesia general y lo único que puede tomar es agua a sorbitos. Si no corre el riesgo de volver el estómago.
- No estoy mareado.
Un médico entró en el cuarto.
-¿Cómo se siente señor De la Sierra? ¿No se acuerda de mí?
-No.
Estuve en su operación.
-Doctor, durante la operación la Dama de la tortura me durmió de cabo a rabo y su ustedes hubieran querido hacerme cualquier cosa en el rabo yo ni en cuenta. ¿Cómo estuvo todo?
-Bueno, estuvo feíto.
-¿Feíto? Oye, doc, ¿sería mucho pedirte que fueras más explícito?
-Bueno, fue una operación de alto riesgo, pero todo salió bien.
Tengo la impresión de que los doctores siempre dirán este tipo de frases despues de salir del quirófano: "Fue una operación muy complicada", "La intervención fue justo a tiempo" o "Nos costó mucho trabajo pero vivirá". Todas ellas para agradecerles de por vida por la ídem. El doctor se fue y yo me quedé en la contemplación absoluta, pensando en la inmortalidad del cangrejo, una verdadera pavada, pues todo mundo sabe que los cangrejos son inmortales. No dormí en toda la noche.

CAS

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