jueves, julio 03, 2003

Me faltaban tres exquisitas escenas del cine gringo: 1) cuando alguien va a hablar por un micrófono, antes de decir un parlamento de época, le hace "toc, toc" al aparato para ver si está encendido. Obviamente el sapiente recurso del director es que se oiga un sonido viciado para hacerle saber a los escuchas y a su retrasado mental espectador que el micfrófono, en efecto, está prendido; 2) todo detective de la policía que entra a un cuarto a interrogar a un sospechoso, lo hace con un vaso desechable en la mano. Lo común es pensar que se trata de café americano, je, aunque en realidad (lo sé de buena fuente) es invariablemente un poco de bourbon. Es habitual que inicie el interrogatorio con amabilidad, misma que perderá minutos después cuando el sospechoso, que siempre es un cinicazo, lo saque de sus cabales (ya quisiera ver esto en la vida real) y conventirlo en un potencial Cavallo; 3) los perros y los gatos siempre serán personajes afables e inteligentes (a escepción de los perros de los malos, quienes siempre ladran y babean constantemente). En resumen, tampoco habrá gatos como el que ahora me está rasguñando las piernas y al que ahorcaré tan pronto termine de escribir este post.

CAS

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